Por: SubaKaneria Medios de Comunicación – Reportería Comunitaria
Hoy el Colegio Nueva Colombia se convierte en un escenario abierto, donde los verdaderos protagonistas son los niños y niñas, quienes con sus expresiones artísticas nos recuerdan que el arte no solo se enseña, sino que se vive, se canta, se pinta y se comparte.
Bajo la guía del docente William Suárez, la jornada se transforma en un festival cultural donde la música, la danza, el teatro, la poesía y las artes plásticas son el idioma de los estudiantes. Cada presentación es una declaración de vida: voces pequeñas con mensajes enormes, trazos que cuentan historias, ritmos que hacen vibrar el alma de toda la comunidad.
“Hoy los niños nos demuestran que el arte habla con la fuerza de la inocencia y con la potencia de la esperanza”, dice un padre que asiste emocionado al ver a su hijo bailar en el escenario.
Las emociones recorren el espacio: algunos padres lloran de alegría al ver cómo sus hijos se expresan con libertad y autenticidad. Y es que este festival no es una simple actividad escolar, es la prueba viva de que cuando los niños crean, todo un barrio se renueva.
El arte infantil, lejos de ser un adorno, se convierte en una voz colectiva que habla de identidad, de sueños, de resistencias y de futuro. Los dibujos de los más pequeños se unen a las canciones de los más grandes, las coreografías espontáneas se enlazan con poemas sentidos, y el colegio entero se convierte en una obra en construcción: la de una comunidad que cree en sus hijos e hijas como artistas y ciudadanos del mañana.
La maestra Gloria Huérfano lo expresa con ternura:
“Lo que vemos hoy es que los niños y niñas no solo aprenden arte, ellos nos enseñan a nosotros a mirar el mundo con otros ojos. Cada presentación es un espejo donde se refleja la esperanza de Bogotá.”
En medio de risas, abrazos, aplausos y notas musicales, queda un mensaje claro: el arte no pertenece a unos pocos, el arte nace de la infancia, crece en la escuela y florece en la comunidad.
SubaKaneria Medios de Comunicación celebra esta jornada como un hito cultural en Suba: un día donde los niños son artistas, los artistas son niños, y el futuro habla con voz propia.
