Después de trece años de resistencia, creación y memoria desde las aulas, la profesora Gloria Huérfano presenta “Comunicar para Transformar”, un libro publicado por la Editorial Subakaneria que recoge la experiencia viva de Subakaneria, un medio de comunicación escolar convertido en movimiento social, cultural y pedagógico.
Lo que nació con una cámara prestada y un micrófono improvisado en el Colegio Nueva Colombia de Bogotá, se convirtió en una de las experiencias más potentes de comunicación escolar en Colombia: Subakaneria. Hoy, esa historia se cuenta en el libro “Comunicar para Transformar”, escrito por la profesora Gloria Huérfano, fundadora y directora del proyecto.
En estas páginas, Huérfano narra cómo Subakaneria pasó de ser una chispa en medio del silencio a consolidarse como un espacio de justicia comunicativa. Un lugar donde los estudiantes —históricamente invisibilizados por la escuela tradicional— encontraron voz, identidad y dignidad.
El libro es más que un testimonio: es una sistematización e investigación de 13 años de trabajo constante desde cinco líneas de acción comunicativa:
Redes sociales
Portal web
Canal de YouTube
Emisora escolar
Periódico digital
Cada línea fue un laboratorio de creación colectiva, un terreno fértil donde los jóvenes pudieron narrar sus realidades, denunciar injusticias, construir paz y transformar su mirada sobre el mundo.
“Subakaneria no fue una tarea escolar; fue y sigue siendo una revolución silenciosa hecha de palabras, cámaras y voces que se negaron a callar”, afirma la autora.
Con “Comunicar para Transformar”, la Editorial Subakaneria no solo lanza un libro, sino que consolida una apuesta editorial distinta: dar espacio a obras que nacen del corazón de las comunidades, que se construyen desde la memoria viva y que entienden la educación como un acto profundamente transformador.
El texto es también un llamado a proteger la esencia de los procesos comunitarios frente a los intentos de vaciarlos de sentido. “Este libro tenía que existir —dice Huérfano— porque Subakaneria no es un repositorio, es un territorio. No es una plataforma, es un proceso vivo”.