En los últimos meses, el Colegio Nueva Colombia ha sido sacudido por una alarmante oleada de violencia entre estudiantes. Preocupados por el bienestar de su comunidad, los mismos estudiantes han decidido alzar su voz y denunciar esta situación, en un llamado desesperado a la acción y al apoyo de todos los miembros de la comunidad educativa.
Lo que una vez fue un lugar de aprendizaje y camaradería, ahora se ha transformado en un campo de batalla. Las riñas, que estallan como tormentas en los patios y corredores del Colegio Nueva Colombia, han dejado de ser incidentes aislados para convertirse en una trágica rutina. Estudiantes de diferentes grados se ven atrapados en un ciclo de violencia que no solo los lastima físicamente, sino que también destroza sus almas. Ante esta dolorosa realidad, son los propios estudiantes quienes han tomado la iniciativa de denunciar públicamente lo que está ocurriendo. Conscientes del daño que esta situación está causando, no solo a ellos mismos sino a toda la comunidad educativa, exigen que se tomen medidas urgentes.
Las raíces de este mal son profundas y variadas
La tensión se siente aún más en los descansos por el hacinamiento, apesar del acompañamiento constante de los docentes y directivos. De otro lado, el veneno que se propaga en redes sociales como Facebook (curtís nueva Combia y paticosNC, entre otros son los nombres de las páginas de Facebook) han creado el caldo de cultivo perfecto para el conflicto. Páginas dedicadas exclusivamente al colegio se han convertido en campos minados de rumores, incitaciones y ciberacoso, desatando tormentas que se materializan en los pasillos del colegio. Esta denuncia es un grito de auxilio de quienes viven en carne propia las consecuencias de estas acciones y buscan el apoyo de todos para cambiar la situación.
El bullying es otra sombra oscura que se cierne sobre nuestra amada institución, empujando a muchos al borde del abismo. Aquellos que se sienten acorralados, despreciados o ignorados, recurren a la violencia como un grito desesperado por respeto, por ser vistos, por ser escuchados.
El colegio ha respondido con determinación, implementando medidas para combatir esta epidemia de violencia. Charlas sobre resolución de conflictos, jornadas de conciliación, y otras iniciativas han sido de ayuda. Aunque se ha logrado una disminución en los incidentes, el trabajo está lejos de terminar. La vigilancia no puede cesar, y el compromiso por construir un ambiente escolar seguro y lleno de respeto debe ser más fuerte que nunca.
Pero esta vez, la iniciativa ha partido de los propios estudiantes, quienes han decidido no ser más espectadores pasivos del deterioro de su ambiente escolar. Han levantado la voz, han expuesto la herida y ahora piden que toda la comunidad se una en su lucha por un colegio en paz. La violencia escolar es una herida profunda que solo sanará si todos —estudiantes, docentes, padres de familia y directivos— nos unimos en un mismo propósito: devolverle al Colegio Nueva Colombia la paz que ha perdido. Es la denuncia de los estudiantes, su clamor, el que debe ser escuchado y atendido. Es nuestra responsabilidad, nuestra misión, y nuestro deber.
¡Es tiempo de alzar la voz, de tender la mano, de sembrar la semilla del respeto y la empatía en cada rincón de nuestro colegio! ¡Es tiempo de decir basta ya!
Reportero Anónimo.
Imágen cortesía de PixaBay https://pixabay.com/es/photos/llores-el-da%C3%B1o-el-accidente-dolor-2764843/