Los invitamos a leer esta crónica literaria escrita por Laura Matallana de 904
Ojos color cristal
Por Laura Valentina Matallana Saiz (904)
Tomé un H15 para llegar a la Jiménez, quería rodar por la Séptima.
Emprendí mi viaje sola con mi tabla en la mano y los audífonos en mis oídos.
Las sillas estaban ocupadas así que opté por pararme al lado de la puerta. Luego de casi media hora el transmilenio hizo parada en escuela militar, no me fijé en tu rostro, pero sí en tu aroma. Entraste y te paraste justo en frente de mí, me miraste con frialdad sosteniendo una tabla vieja y raspada, pensaste que no me di cuenta que me estabas detallando fijamente, pero yo lo hacía contigo.
Sonó un slam, y el ruido de mis audífonos lo evidenciaba, cruzábamos miradas, pero no palabras, y si hubiéramos hablado las miradas seguirían significando mucho más que mis nervios al hablar.
Llegamos a la estación la Jiménez, hora de bajarse. Mi mirada se despidió de tus ojos color azul hielo, ¡Pero qué sorpresa!, bajaste conmigo. Yo algunos pasos más adelante, crucé el túnel y salí a la avenida, tú detrás de mí.
Me monté en mi tabla cruzando la mariposa y la décima, te perdiste de mi mapa. Llegué a la séptima y me dirigí al skatepark, habían vendedores ambulantes, olor a Mustang y a ganas de salir adelante, iba distraída rodando por el piso liso y sin darme cuenta, ibas a mi lado, como si me estuvieras persiguiendo, pero entendí que no te diste cuenta de que yo estaba a tu lado, luego de unos minutos nos miramos fijamente, pero no sabíamos qué decir, soltamos una risa ligera y con eso entendimos que parecía una historia de telenovela lo que pasaba, por fin surgieron las primeras palabras, tiempo de conocernos, escuchamos rap, montamos tabla, tomamos el transmilenio, pero como subiste, bajaste en Escuela Militar, nos despedimos, pero seguimos en contacto, jamás voy a olvidar nuestra casualidad y tus ojos color cristal.